La vitamina D puede ayudar a prevenir enfermedades como la osteoporosis y debilidad en los huesos.
Para el correcto funcionamiento de la complejidad de sistemas dentro de nuestro cuerpo es necesario comprender que existe una gran variedad de vitaminas y minerales que realizan interacciones complejas todos los días. La vitamina D es una hormona compleja que interviene en la homeostasis del calcio y en otras múltiples funciones en diversos órganos. La presencia de esta hormona dentro del cuerpo humano es de suma importancia, ya que junto con el calcio ayuda a prevenir enfermedades como la osteoporosis, y ayuda a que los músculos funcionen correctamente.
Esta puede ser obtenida a través de tres formas: Absorción de la piel, dieta o suplementos. Absorción de la piel: Se estima que entre el 10% y el 20% de la vitamina D adquirida por el cuerpo es obtenida de los rayos del sol. Esto representa un porcentaje significativo, ya que permite que personas que no la hayan adquirido a través de una dieta puedan beneficiarse ligeramente de esta hormona.
Se recomienda tomar entre 5 a 30 minutos de sol por cada 10 – 12 horas que se permanezca sin él, ya que una alta exposición a este podría generar problemas como insolación o cáncer de piel.
Dieta
Es altamente recomendable que la mayoría de la vitamina D adquirida sea a base de una dieta saludable y balanceada. Pese a que naturalmente esta no se encuentra en muchos alimentos, puede adquirirse de lácteos, cereales y mariscos. Estos son algunos alimentos de los que se recomienda adquirir la vitamina D: ● Aceite de hígado de bacalao ● Salmón ● Caballa ● Champiñones secos al sol ● Champiñones frescos ● Sardinas en aceite ● Atún en aceite ● Leche ● Zumo de naranja ● Yogur ● Margarina ● Cereales ● Huevos ● Queso
Suplementos En muchas ocasiones es posible que no se llegue a cumplir con el mínimo de vitamina D requerido, es por ello que se recomienda el uso de suplementos para compensar alguna deficiencia. Sin embargo, es importante entender que estos no sustituyen la adquisición a través de la dieta ni la exposición a la luz del sol. Pese a todos los beneficios que representa un consumo con regularidad de vitamina D, en exceso esta puede causar náuseas, vómitos, debilidad muscular, confusión, dolor, pérdida del apetito, deshidratación, micción y sed excesivas y cálculos renales. Además, una alta concentración puede derivar en problemas renales que lleven a la muerte. Estas son las cantidades recomendadas de vitamina D por edad son:
Bebés hasta los 6 meses 25 mcg (1.000 UI) Bebés de 7 a 12 meses 38 mcg (1.500 UI) Niños de 1 a 3 años 63 mcg (2.500 UI) Niños de 4 a 8 años 75 mcg (3.000 UI) Niños de 9 a 18 años
100 mcg (4.000 UI)
Adultos mayores de 19 años
100 mcg (4.000 UI)
Mujeres y adolescentes embarazadas y en período de lactancia
100 mcg (4.000 UI)
Por otro lado, un déficit en el consumo de vitamina D trae consigo efectos como el raquitismo, ablandamiento de los huesos ( así como deformación de los mismos) y debilidad en músculos cuando se trata de niños; y en adolescentes osteomalacia y debilidad en general. En caso de tener un bajo consumo de vitamina D se recomienda tomar el sol con frecuencia y utilizar suplementación cuando sea necesario. Recuerda consultar con tu nutricionista antes de realizar cualquier cambio brusco en tu dieta o hábitos alimenticios.
El cuerpo humano no produce calcio. Es necesario consumirlo en los alimentos.
Desde que nacemos, empezamos a acumular calcio, principalmente en los huesos y los dientes. Es nuestra reserva para la vejez.
Si esta reserva no es fuerte, la probabilidad de sufrir de bajo calcio en los huesos en algún momento, es alta. Es una enfermedad llamada osteoporosis en la cual es muy fácil sufrir fracturas.
La osteoporosis es más frecuente en las mujeres después de la menopausia y en personas que toman medicamentos llamados corticoides por largos periodos.
La osteoporosis se detecta con un examen llamado densitometría ósea o DEXA, una radiografía que mide el calcio en los huesos.
Muchas personas piensan que si toman suplementos de calcio lograrán evitar la osteoporosis antes de que aparezca, pero no se ha demostrado que esto sea algo realmente útil. En cambio, el exceso de calcio puede tener efectos peligrosos para la salud
Función del calcio
El calcio es vital para muchas funciones del cuerpo incluyendo la regulación del ritmo del corazón y tiene muchas otras acciones de los músculos, los nervios y otros órganos.
El calcio, además, necesita de la vitamina D para ser absorbido en el hueso.
El ejercicio regular, sea aeróbico o de fuerza, también ayuda a fijar el calcio en los huesos.
La mejor manera de consumir el calcio es la natural, es decir, los alimentos.
Fuentes de calcio y vitamina D en la dieta
En general, se recomienda un consumo diario de calcio entre 1000 y 1500 mg para los adultos. Estas cifras cambian para los niños y para las mujeres embarazadas.
Es importante nunca exceder los 2500 mg de calcio al día, pues es una dosis tóxica. Es una de las razones para no tomar suplementos de calcio si no es necesario.
En esa misma página hay un listado con la cantidad de calcio en los alimentos más recomendados que básicamente son los lácteos, las verduras de hoja verde oscura y los pescados enlatados.
Una taza de leche descremada y una taza de yogur natural descremado, por ejemplo, tienen 300 mg de calcio cada una. Una lata de sardinas tiene alrededor de 324 mg.
Ejemplos de alimentos con vitamina D son los pescados como el salmón y la trucha y los aceites de hígado de pescado. El hígado de vaca, la yema de huevo y el queso tienen un poco de esta vitamina.
La luz del sol directamente en la piel también produce vitamina D, pero esta manera de adquirirla se ha reducido mucho por la contaminación ambiental y por el mayor riesgo de cáncer de piel al exponerse a la radiación del sol.
Por todo esto, en algunos países venden alimentos fortificados con vitamina D.
Suplementos de calcio
Los suplementos alimentarios que contienen calcio se desarrollaron para realizar tratamientos nutricionales y para corregir la osteoporosis, siempre en conjunto con vitamina D y otros medicamentos.
Estos suplementos pueden venir en diferentes presentaciones como tabletas, polvo para disolver e incluso como polvo efervescente.
Algunas tabletas pueden producir problemas digestivos como hinchazón del estómago y gases intestinales.
Están indicados en situaciones específicas. Se recomienda tomar poca cantidad en cada dosis, no más de 500 mg.
Hay diferentes tipos de calcio suplementario: carbonato y citrato son las más comunes. Cada una tiene una indicación especial que es importante revisar con el médico.
Situaciones en las que NO debes tomar suplementos de calcio:
Si estás saludable y puedes comer bien
En general, el cuerpo absorbe muy bien el calcio de la dieta y no es difícil conseguir la dosis diaria mínima por este medio.
Tomar suplementos de calcio sería excesivo.
Si no tienes una enfermedad grave por falta de calcio y mejora con la alimentación
Por ejemplo, la osteopenia, es el hallazgo en una densitometría ósea de una disminución de la densidad del hueso, pero sin llegar al diagnóstico de osteoporosis.
En estos casos, se puede aumentar la ingesta de calcio y vitamina D en la dieta y hacer seguimiento con la densitometría ósea.
Si tienes exceso de calcio en la sangre o la orina
Si por alguna alteración de los riñones u otra causa tienes altos los niveles de calcio en sangre (hipercalcemia) es riesgoso aumentarlos más con el consumo excesivo de calcio y producir problemas en el funcionamiento del riñón, el cerebro y otros órganos y, en ocasiones, generar una arritmia cardiaca.
Si hay exceso de salida de calcio en la orina (hipercalciuria), en algunas personas existe el riesgo de formar piedras en los riñones (cálculos) y a veces problemas de fallo renal.
En estos casos, se debe tener un control con un especialista en Medicina Interna o Endocrinología.
Situaciones en las que PODRÍAS necesitar un suplemento de calcio
Siempre bajo prescripción médica, tanto del tipo de suplemento como de la dosis, podrías necesitar un suplemento de calcio.
Para determinar la dosis del suplemento se tiene en cuenta también el calcio y la vitamina D que estés consumiendo en la dieta para no caer en excesos.
Principalmente se usan suplementos de calcio o vitamina D en las siguientes condiciones:
Raquitismo: es la deficiencia de calcio en los huesos en los niños por falta de Vitamina D. Puede ocurrir en algunas enfermedades digestivas. Debe haber control nutricional y pediátrico.
Osteoporosis: siempre se asocian tratamientos con medicamentos que ayuden a fijar el calcio en los huesos y que deben ser prescritos por un especialista.
Imposibilidad de consumir calcio en la dieta: pacientes que no se puedan alimentar de manera normal o enfermedades como la intolerancia a la lactosa deben tener un seguimiento estrecho para compensar la dosis diaria de calcio y evitar la descalcificación de los huesos.
Mujeres embarazadas con una dieta baja en calcio: El calcio en el embarazo puede evitar los graves aumentos de presión arterial denominados preeclampsia.
Los diagnósticos de osteopenia y osteoporosis deben tener seguimiento con exámenes de densitometría ósea y con el especialista.
No olvides evitar la automedicación y primero ir al médico antes de comenzar cualquier tratamiento por tu cuenta.
Los problemas de tiroides afectan la vida diaria y pueden disminuir la esperanza de vida. Realizarse exámenes con regularidad es importante para evitar cualquier riesgo.
La prueba TSH, así como otras mencionadas dentro de este artículo, sirven para concretar datos sobre la tiroides. Esta última es una glándula situada en la parte inferior del cuello, justo debajo de la manzana de Adán.
La función principal de la tiroides es secretar hormonas que regulan procesos de absorción de nutrientes dentro del cuerpo, por lo que un problema directo en esta glándula repercute en la salud general de todo el sistema.
Puedes conocer más sobre la tiroides y sus principales afecciones dentro de este artículo dedicado a ello.
Sin embargo, determinar el padecimiento concreto es un proceso un poco más complejo, es por ello que se realizan diversas pruebas para ello:
● Prueba de la TSH
● Pruebas de T4
● Prueba de T3
● Pruebas de anticuerpos tiroideos
Prueba TSH: Este es un procedimiento realizado a partir de una prueba de sangre en la que se mide los niveles de la hormona tiroides. En caso de que estos sean muy altos o muy bajos se realiza un diagnóstico del estado de esta glándula.
Este procedimiento es completamente seguro y no posee ningún riesgo a pequeño, mediano o largo plazo. Además, no requiere ningún tipo de preparación (fuera de un pequeño ayuno, si el doctor lo requiere) y puede ser realizado en su laboratorio de confianza.
Pruebas T4: Dentro de esta prueba se busca adentrarse en aspectos específicos de las hormonas de la tiroides. En este caso, la prueba T4 (o prueba de la tiroxina) determina los niveles de la misma dentro del cuerpo. La hormona T4 regula los procesos metabólicos.
El tener un nivel de concentración ligeramente alto de esta hormona no significa necesariamente que exista un problema directamente con la tiroides, ya que también puede aumentar en mujeres embarazadas y mujeres que estén consumiendo anticonceptivos.
Al igual que la prueba anterior, esta es realizada a través de la sangre, por lo que no representa un riesgo para la salud de la persona, y además de un pequeño ayuno, no requiere
de ninguna preparación.
Prueba T3: Esta prueba, por otro lado, busca determinar los niveles de triyodotironina, u hormona T3, dentro de la sangre. Esta es la encargada de regular el peso, temperatura y energía en el cuerpo.
Es importante realizar esta prueba cuando existen síntomas de que puede existir hipertiroidismo, ya que esta hormona está altamente ligada a esta enfermedad.
Esta prueba se realiza a partir de un análisis de sangre, y no requiere preparación previa a no ser que un especialista recomiende algún medicamento antes de la misma.
Prueba de anticuerpos tiroideos: Esta prueba, a diferencia de las anteriores, no busca encontrar un exceso de T4 o T3 dentro de la sangre, sino que trata de identificar anticuerpos que puedan dañar la tiroides y causar un incremento o disminución en la producción de las hormonas mencionadas anteriormente.
Según MedlinePlus (2020), estos son algunos de los anticuerpos utilizados para las pruebas:
● Anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (TPO, por sus siglas en inglés): Estos anticuerpos pueden ser un signo de:
○ Enfermedad de Hashimoto, también conocida como tiroiditis de Hashimoto: Es una enfermedad autoinmunitaria y la causa más común del hipotiroidismo. Hipotiroidismo significa que la tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas.
○ Enfermedad de Graves: También es una enfermedad autoinmunitaria y la causa más común de hipertiroidismo. Hipertiroidismo significa que la tiroides produce demasiada cantidad de ciertas hormonas tiroideas.
● Anticuerpos antitiroglobulina (Tg): Estos anticuerpos también pueden ser un signo de la enfermedad de Hashimoto. La mayoría de las personas con enfermedad de Hashimoto tienen niveles altos de anticuerpos Tg y TPO.
● Anticuerpo antirreceptor de la hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés):Estos anticuerpos pueden ser un signo de la enfermedad de Graves.
Al ser una prueba de sangre, esta tampoco requiere de ninguna preparación previa.
Es importante saber reconocer síntomas de problemas en la tiroides antes de que escalen a algo más grande. Todos los procedimientos a realizarse son completamente seguros, y la preparación depende de qué se quiera hacer y las recomendaciones del doctor.
Recuerda que un diagnóstico a tiempo puede llegar a salvar tu vida.
Muchos problemas dentro de la tiroides pueden derivar en cambios en el peso y ritmo cardíaco, por lo que conocerla puede ayudar a prevenir futuras enfermedades. La tiroides es una glándula con forma de escudo que se ubica debajo de la manzana de Adán en la parte posterior del cuello, etimológicamente esta proviene del griego thyreos y eidos, significa forma de escudo.
Esta es la encargada de regular una gran diversidad de complejos procesos dentro del cuerpo humano, entre ellos la quema de calorías y el ritmo de nuestro corazón. Es por ello que cualquier problema derivado de la tiroides puede derivar en un aumento o disminución de peso, así como problemas cardíacos.
Similar a muchos de los padecimientos existentes dentro del cuerpo humano, es importante reconocer que los problemas dentro de la tiroides están fuertemente ligados a un factor genético, por lo que conocer el historial médico de padres y abuelos puede ayudar a prevenir futuras complicaciones.
Dentro de los principales problemas que podrían presentarse dentro de esta glándula se pueden encontrar:
● Bocio (Agrandamiento de la tiroides) ● Hipertiroidismo ● Hipotiroidismo ● Cáncer de tiroides ● Nódulos ● Tiroiditis
Las complicaciones más comunes de la tiroides son el hipertiroidismo y el hipotiroidismo. El primero es la producción excesiva de hormona tiroidea, lo que deriva en una pérdida de peso nerviosismo excesivo, Insomnio, palpitaciones y cansancio inexplicable; y por otro lado el último genera un efecto contrario, es decir que se produce menor cantidad de hormona de la que el cuerpo necesita, lo que causa fatiga, sensibilidad al frío, aumento de peso e hinchazón en la cara.
En ambos casos es necesario reconocer los síntomas y hablarlo con un especialista para tener una respuesta concreta. Los exámenes a realizarse para detectar anormalidades en la tiroides incluyen: ● Prueba de la TSH ● Pruebas de T4 ● Prueba de T3
● Pruebas de anticuerpos tiroideos ● Ecografía ● Exploración (gammagrafía) de la tiroides ● Prueba de absorción de yodo radiactivo
Puedes revisar nuestro artículo sobre algunas de estas pruebas para saber en qué consisten y saber cuál se acomoda más a tu caso.
¿Existe alguna forma de cuidar la tiroides? Una de las principales formas de cuidar esta glándula sumamente importante es llevar una alimentación adecuada y tener buenos niveles de yodo en el sistema. Así mismo, es importante reconocer síntomas que puedan determinar cualquier problema, sin dejarse llevar por el miedo, y realizar exámenes de rutina con un doctor para verificar el estado de la misma.
Después de la pandemia del coronavirus, entendimos que no todas las personas responden igual a una infección.
Mientras algunos no parecen siquiera enfermos, otros pueden complicarse de manera grave.
Algo similar ocurre con las infecciones urinarias.
A pesar de que, en mujeres en edad fértil, la cistitis es una infección muy común y que rara vez se complica, hay otros grupos de personas en las que una infección urinaria puede tener serias consecuencias.
En estos casos, la consulta temprana es vital y puede evitar hospitalizaciones y muertes.
¿Qué es una infección urinaria?
Es una enfermedad producida cuando las bacterias de la piel, el colon o los alrededores de las vías urinarias entran en la orina y se multiplican.
Es más común en mujeres porque el conducto de salida de la orina desde la vejiga (uretra) es muy corto y se encuentra muy cerca de la vagina y el ano.
Así, fácilmente la orina se expone a las bacterias del flujo vaginal o de la materia fecal.
En épocas de cambios hormonales como la menopausia o el embarazo, la vía urinaria cambia y es más fácil tener infecciones.
Las infecciones urinarias bajas (en vejiga y uretra) son mucho más frecuentes que las altas (afectan los riñones).
¿Cómo se diagnostica una infección urinaria?
Se sospecha una cistitis en cualquier persona con sensación de ardor o quemazón al orinar, dolor abdominal bajo, orina con sangre, ganas de orinar con frecuencia y poca cantidad cada vez.
En personas de bajo riesgo, se puede tratar la infección sin necesidad de tomar exámenes.
Si hay dolor en la parte baja de la espalda, fiebre, vómito o signos de enfermedad grave, se sospecha una infección del riñón y los exámenes y tratamientos se harán de manera prioritaria en un hospital.
El examen más común que se solicita es el de orina simple (parcial de orina o uroanálisis) que puede mostrar signos de la infección y otras alteraciones.
La confirmación de una infección urinaria siempre se hace con un urocultivo, aunque este es un examen que no se hace de rutina, sino por lo general en infecciones urinarias más complicadas o como seguimiento para confirmar que el tratamiento antibiótico tuvo éxito.
En el urocultivo se determina exactamente cuál es la bacteria causante de la infección y cuáles antibióticos sirven para eliminarla.
Para que los exámenes sean confiables es muy importante tomarlos adecuadamente.
Es fundamental el aseo genital con agua, orinar primero en el inodoro un poco y luego sí recoger la muestra en el recipiente estéril destinado para ello sin tocar con los dedos ni el interior ni el borde porque las bacterias de las manos pueden contaminar la muestra de orina.
¿Cuándo preocuparse por una infección urinaria?
Los grupos de especial cuidado al hablar de infecciones de las vías urinarias son:
Niños
Mujeres embarazadas
Hombres
Personas con demencia
Cualquier persona con infecciones urinarias que repiten
Infecciones urinarias en niños
Es muy probable que un bebé de menos de seis meses con infección urinaria tenga que ser tratado en el hospital.
Los menores de dos meses con seguridad lo necesitarán porque presentan un alto riesgo de presentar infecciones del riñón y graves complicaciones.
Es una infección difícil de diagnosticar porque a veces solo es un bebé que llora mucho y tiene fiebre sin problemas muy obvios en la orina.
Por esto, puede ser tratada como otra infección, respiratoria por ejemplo, y no dársele la importancia suficiente.
Siempre se debe hacer diagnóstico y seguimiento con urocultivos en niños pequeños y hacer toma de ecografía de vías urinarias y tal vez otros exámenes para descartar malformaciones del riñón o una enfermedad llamada reflujo vesicoureteral (la orina se devuelve desde la vejiga hacia arriba) que serían la causa de la infección.
Infecciones urinarias en el embarazo
En el embarazo, las infecciones urinarias son peligrosas porque aumentan el riesgo de hospitalizaciones por pielonefritis (infección del riñón), parto prematuro, bajo peso del recién nacido y ruptura prematura de membranas (las membranas que protegen al bebé se rompen antes del parto aumentando el riesgo de infecciones).
Todo esto conlleva el problema adicional de aumentar las hospitalizaciones y el riesgo de muerte tanto de la madre como del bebé.
Por eso, en embarazadas se solicitan los exámenes de orina (uroanálisis y urocultivos) en varias oportunidades, sobre todo en los primeros tres o cuatro meses y cerca del parto.
Un examen de orina con signos de infección, incluso si la mujer no presenta ningún síntoma, se trata como una infección en el embarazo.
Infecciones urinarias en hombres
En los hombres es más difícil que se presente una infección urinaria porque la uretra es más larga y es menos probable que las bacterias lleguen a la orina.
Por eso, además del tratamiento rápido para impedir la progresión de la infección hacia el riñón, es importante averiguar si existe una posible obstrucción del flujo normal de orina en especial si se presenta dolor abdominal bajo.
Las causas más frecuentes de esta obstrucción son el aumento de tamaño de la próstata, la estrechez uretral (por infecciones de transmisión sexual previas o uso de sondas para extraer la orina, por ejemplo), cálculos urinarios.
También se deben descartar enfermedades que disminuyan las defensas naturales del cuerpo como la diabetes, por ejemplo.
Infecciones urinarias y demencia
La demencia más conocida es la de Alzheimer, pero existen muchas otras condiciones similares en las cuales la persona presenta pérdidas importantes de memoria, desorientación y otras formas de deterioro mental.
En estos casos, es difícil el diagnóstico de infección urinaria porque el paciente no está consciente de lo que es normal o no y puede fácilmente pasar por alto los síntomas.
Además, como la mayoría de personas con demencia son ancianos, por lo general las defensas del cuerpo están disminuidas y es raro que se presenten signos claros de infección como la fiebre.
A veces, la única manera de sospechar que una persona con demencia tiene una infección urinaria es porque su estado mental se altera: se agitan más, tienen alucinaciones y, en general, empeoran de repente.
Infecciones urinarias recurrentes
En todos estos grupos suele haber infecciones urinarias a repetición porque hay factores de riesgo asociados.
Es clave hacer seguimiento con uroanálisis y urocultivos constantes para evitar que los riñones sufran proporcionando el tratamiento antibiótico acertado y completo a tiempo, si es necesario por tiempo prolongado.
En mujeres sin estos factores de riesgo, a veces se presentan infecciones urinarias recurrentes que deberían tener seguimiento por un urólogo para descartar complicaciones de salud nuevas.
El objetivo en todos los casos es curar la infección e impedir el daño del riñón.
El hígado es el verdadero órgano vital. Es irremplazable y, cuando falla, la vida se acaba poco a poco.
Afortunadamente, tiene una gran capacidad de curarse a sí mismo.
Los griegos antiguos lo sabían. De ahí el mito de Prometeo, castigado por Zeus a que todos los días un águila le devorara el hígado. La víscera se volvía a regenerar y el castigo seguía eternamente.
Esa capacidad de regeneración hace posible, por ejemplo, los trasplantes con donante vivo, pues el receptor sólo necesita una porción de este órgano, mientras que el donante recupera, en pocos meses, la totalidad del hígado que donó.
¿Para qué sirve el hígado?
Entre las principales funciones del hígado están:
Limpiar la sangre de medicamentos y toxinas
Producir defensas y eliminar infecciones
Producir colesterol y las proteínas que transportan las grasas en la sangre
Ayudar en la coagulación de la sangre
Almacenar el azúcar de la sangre
Procesar la hemoglobina y almacenar hierro
Producir la bilis para digerir las grasas
Convertir el amoniaco en urea
¿Cómo se puede dañar el hígado?
El hígado es un órgano que está muy conectado con la circulación de la sangre de todo el cuerpo, por lo que puede sufrir como consecuencia de muchísimas enfermedades y toxinas.
También por eso, es el primer órgano a donde hay invasión (metástasis) de cánceres en otros órganos.
La enfermedad asociada con más frecuencia al hígado es la presencia de cálculos en la vesícula biliar, una pequeña bolsa donde se digieren las grasas de los alimentos gracias a la bilis producida en el hígado.
Esta bilis contiene colesterol que, en forma de cristales, puede acumularse y formar piedras o cálculos que en cualquier momento pueden producir una obstrucción.
Si la obstrucción dura mucho tiempo, el riesgo de daño de las células del hígado es alto y se podría producir una cirrosis.
La cirrosis por alcohol y por cálculos biliares es una de las enfermedades más comunes que existen.
Las hepatitis de diversas clases y las toxinas también producen daños severos en el hígado y son bastante frecuentes.
El hígado grasono alcohólico, una condición cada vez más encontrada en ecografías abdominales en el mundo occidental se está convirtiendo en una causa importante de daño del hígado. Se relaciona con los malos hábitos alimentarios, el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, y con el azúcar y los triglicéridos altos en la sangre.
¿Cómo saber si mi hígado funciona bien?
Existen tres maneras básicas de vigilar la integridad y función del hígado.
Chequeo médico
Existen muchos exámenes de laboratorio que es necesario verificar cuando se sospecha un daño del hígado.
Sin embargo, toda exploración comienza en el consultorio del médico general y luego con los especialistas.
El médico indaga sobre antecedentes personales como consumo de drogas y alcohol o conductas sexuales de riesgo que puedan producir infecciones de transmisión sexual.
Los antecedentes familiares y personales de enfermedades del hígado, el colesterol y los triglicéridos, diabetes, cáncer, también ayudan a detectar problemas a tiempo.
Tanto el sobrepeso y la obesidad como la pérdida repentina de peso se deben tener en cuenta.
Los síntomas como color amarillo en piel y ojos (ictericia), orina oscura, materia fecal de color blanco, dolor en el lado superior derecho del abdomen, abdomen inflamado, picor en la piel, entre otros, se relacionan con diferentes enfermedades hepáticas.
También el médico, durante la palpación del abdomen, puede notar anomalías. Las principales son dolor, hígado muy aumentado de tamaño (signo de congestión del hígado) o hígado pequeño y duro (signo de cirrosis), líquido en el abdomen (ascitis).
Ecografía abdominal y de vías biliares
El examen de ultrasonido abdominal permite evidenciar problemas antes de que se presenten síntomas graves.
En una ecografía, se puede detectar la presencia de cálculos y la probabilidad de que estén produciendo una obstrucción dependiendo de dónde estén ubicados.
Se pueden ver cambios estructurales del hígado como aumento de tamaño cuando está congestionado o disminución de tamaño cuando hay una cirrosis.
El ultrasonido también es útil para evidenciar el hígado graso alcohólico y no alcohólico.
También se pueden detectar tumores o masas.
Exámenes de laboratorio
Hay algunos exámenes de laboratorio que también se pueden alterar en otras enfermedades, pero que pueden dar una señal indirecta de un fallo en el hígado como:
Prueba de coagulación: Tiempo de protrombina (TP)
Albúmina y Proteínas totales en la sangre
Glucosa en sangre
Hemograma o cuadro hemático
Pruebas de función del riñón: Creatinina en sangre y examen general de orina (uroanálisis o parcial de orina)
Calcio en la sangre
Colesterol y triglicéridos
Por otro lado, hay pruebas más específicas que miden las funciones del hígado y pueden orientar al sitio del daño:
Si además se sospecha una causa muy específica del daño hepático, en especial una hepatitis viral, se solicitarán exámenes que detectan la presencia de estos virus como anticuerpos y antígenos específicos para cada enfermedad.
Después, el especialista decidirá si se necesitan exploraciones más complejas.
Todas estos análisis son el primer paso para detectar enfermedades en el hígado sin el cual, recuérdalo, no puedes vivir.
La diabetes, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre), que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.
World diabetes day; hand holding sugar cubes and thumb down in another hand
Esta puede afectar a personas de todas las edades, y depende mucho del estilo de vida que se lleve, así como de los hábitos con los que cuenta una persona. Además, la diabetes puede desarrollarse debido a un historial clínico familiar con antecedentes de esta enfermedad.
Sin embargo, no solo existe un tipo de diabetes, sino que hay una amplia y variada cantidad de diagnósticos a la hora de hablar de esta enfermedad.
Algunos tipos de diabetes que se podrían desarrollar son:
Diabetes tipo 1 La diabetes tipo 1 es una enfermedad causada por una respuesta autoinmunitaria, la cual impide que el cuerpo genere insulina. Generalmente se diagnostica en niños, adolescentes y adultos jóvenes, y sus síntomas aparecen rápidamente. Cerca del 5% a 10% de las personas con diabetes cuentan con Diabetes Tipo 1.
Diabetes tipo 2 Este es el tipo de diabetes más común, y suele presentarse, en su mayoría, dentro de una población más adulta. Sin embargo, cada vez existen más casos de niños y adultos jóvenes con este diagnóstico. Este consiste en un uso inadecuado, por parte del cuerpo, de la insulina, lo que provoca que sea difícil mantener niveles normales de azúcar en la sangre.
Aproximadamente del 90% a 95% de las personas con diabetes cuentan con Diabetes Tipo 2.
Elderly adult with diabetes pricking a finger to draw blood to measure his sugar levels from home
Diabetes gestacional La diabetes gestacional es un padecimiento que pueden presentar mujeres embarazadas que nunca han tenido diabetes a lo largo de su vida. Este puede ser temporal, y puede afectar la salud en general del bebé. Además, este aumenta el riesgo de generar Diabetes tipo 2.
The doctor makes a blood test for a pregnant girl.
Otros tipos de diabetes:
● Diabetes secundaria a medicamentos. ● Diabetes Relacionada con Fibrosis Quística ● Diabetes MODY (Maturity Onset Diabetes in the Young) ● Prediabetes
Según datos brindados por la Organización Mundial para la Salud (OMS), el número de pacientes con diabetes incrementó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014. Asimismo, en 2019 fue la causa de más de 2.0 millones de fallecimientos, junto con la nefropatía diabética. La diabetes puede ser prevenida con buena alimentación, ejercicio y un estilo de vida saludable. Sin embargo, es necesario hacer chequeos con regularidad para estar al tanto de lo que ocurre dentro del cuerpo.
Esto nos lleva a la pregunta:
“¿Cómo puedo detectarla a tiempo?”
Es importante darle prioridad a los exámenes cuando aparecen los siguientes síntomas:
● Aumento de la sed y de las ganas de orinar ● Aumento del apetito ● Fatiga ● Visión borrosa ● Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies ● Úlceras que no cicatrizan ● Pérdida de peso sin razón aparente
En caso de presentar estos síntomas, es importante acudir con su médico de confianza. Los exámenes que por lo general se realizan para detectar la diabetes y prediabetes son la prueba A1C, y el uso de la glucosa plasmática en ayunas. Prueba A1C: Es un análisis de sangre que indica los niveles promedio de glucosa en la sangre (azúcar en la sangre) durante los últimos 3 meses. La prueba A1C no da resultados precisos en las personas con anemia. Glucosa plasmática en ayunas: La glucosa plasmática en ayunas es una prueba que mide el nivel de glucosa en la sangre en un momento concreto. Para conseguir los resultados más fiables, lo mejor es hacer el examen por la mañana, después de un ayuno de por lo menos 8 horas.
Recuerde que un diagnóstico a tiempo podría llegar a salvar su vida.
Para entender bien de qué trata, primero hablaremos que son los triglicéridos.
Los triglicéridos son un tipo de grasa (lípido) que se encuentra en la sangre.
Cuando comes, tu cuerpo convierte las calorías que no necesita usar de inmediato en triglicéridos. Los triglicéridos se almacenan en las células grasas. Más tarde, las hormonas liberan triglicéridos para obtener energía entre comidas.
Si ingieres regularmente más calorías de las que quemas, particularmente de alimentos ricos en carbohidratos, es posible que tengas triglicéridos altos (hipertrigliceridemia). Y esto puede aumentar su riesgo de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Según las guías de la Asociación Americana de Cardiología del año 2018 clasifica los triglicéridos en ayunas de menos de 150 mg/dL (1,7 mmol/L) como deseables. Hipertrigliceridemia moderada como 150-499 mg/dL y la Hipertrigliceridemia grave como 500 mg/dL o más
Según la Asociación Nacional de Lípidos aconseja lo siguiente para reducir tus triglicéridos:
Limite los alimentos ricos en almidón
Como panes blancos, cereales, maíz, galletas saladas, pasta, patatas y arroz blanco. Cuando elegir alimentos ricos en almidón, mantener las porciones pequeñas. En lugar de blanco, elija Panes 100% integrales, cereales, galletas, pasta y arroz integral. Avena y frijoles y guisantes secos también son excelentes opciones.
Evite el alcohol o consuma pequeñas cantidades
El alcohol puede aumentar sus TG, especialmente el consumo excesivo de alcohol con un alto contenido de grasa en la comida. El tipo de alcohol no parece importar: las cervezas y los vinos tienen el mismo efecto sobre el aumento de los niveles de triglicéridos. Evitar el alcohol por completo durante un mes puede resultar en una reducción significativa en los niveles de triglicéridos.
Limite los alimentos con alto contenido de azúcar
Trate de limitar los alimentos con alto contenido de azúcar natural y añadida. La Asociación Nacional de Lípidos apoya la guía de la American Heart Association (AHA) para limitar azúcar agregada a no más de 6 cucharaditas para mujeres y 9 cucharaditas para hombres cada día.
Incluya grasas saludables en las comidas
Come alimentos con grasas saludables. Elige pequeñas cantidades de aceite vegetal (canola, maíz, oliva, cártamo o soja) dentro de tus calorías diarias totales, elija sin sal, nueces, semillas, mantequillas de nueces o aguacate en comidas y meriendas. Comer menos alimentos con grasas no saludables como carnes grasosas, y postres y productos lácteos ricos en grasas
Apunta a un peso saludable
Si tiene sobrepeso, coma menos porciones de alimentos ricos en calorías y más grandes porciones de verduras y otros alimentos bajos en calorías. Intenta inicialmente perder entre el 5 y el 10 % de su peso corporal, esto puede conducir a una reducción significativa de los niveles de triglicéridos.
Haga que el ejercicio sea parte de su día
Obtenga al menos 30 minutos de intensidad moderada al hacer ejercicio la mayoría de los días, o al menos 150 minutos de ejercicio cada semana. Para reducir mejor sus TG y para pérdida de peso, trabaje hacia 200 a 300 minutos de ejercicio de intensidad moderada cada semana
¿Qué examen debo realizarme para saber si tengo triglicéridos altos?
Si quieres saber si sus niveles de triglicéridos se encuentran altos es decir si tiene hipertrigliceridemia puede realizarse la prueba de triglicéridos, esta ayuda a medir los niveles de triglicéridos en sangre. Ayudará a su médico a determinar su riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca, a estimar el nivel de colesterol LDL en la sangre. Puede mostrar si tiene inflamación en el páncreas y si está en riesgo de desarrollar aterosclerosis. La aterosclerosis ocurre cuando la grasa se acumula dentro de las arterias. Puede aumentar su riesgo de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral
El páncreas es un órgano misterioso ubicado detrás del estómago y el intestino, cerca del hígado.
Como todo buen trabajador, actúa en silencio y eficientemente, y solo lo notas cuando está muy dañado.
Produce enzimas que se unen con los jugos gástricos del hígado y el intestino para que ocurra la digestión de los alimentos. Esto lo hacen sus células alfa.
Las células beta, en pequeñas islas dentro del órgano, curiosamente, hacen algo totalmente diferente: producen hormonas. Una de ellas, el glucagón, es una de las llamadas hormonas del estrés. La otra, más famosa, es la insulina.
Función de la insulina
La insulina se produce cuando el azúcar (glucosa) de los alimentos se absorbe a la sangre. Su objetivo es hacer que este azúcar entre en las células, especialmente en el músculo, y produzca energía.
Pero muchas veces esta orden no es respondida. Esto se llama resistencia a la insulina.
La insulina entonces aumenta y aumenta, pero el azúcar se queda en la sangre, se acumula y empieza a ser dañino. Se produce una prediabetes y luego una diabetes tipo 2, cada vez más común, ya no solo en adultos, sino en niños y adolescentes.
Más azúcar en la sangre fuerza al páncreas a trabajar cada vez más, hasta que, poco a poco, deja de producir suficiente insulina. Entonces, seguramente tendrás que inyectarte la insulina faltante.
Pero siempre se puede prevenir o revertir este proceso y hacer que la insulina natural trabaje a su máxima capacidad.
Las siguientes recomendaciones sirven para dos cosas:
Para que tu páncreas no se dañe o para que se repare en alguna medida este daño.
Para que tu cuerpo no haga resistencia a la insulina y esta hormona funcione al máximo.
Consejo No. 1: Come de manera saludable
El objetivo al comer debe ser no aumentar súbitamente el azúcar en la sangre y así evitar el desperdicio de la insulina natural.
Para esto, se recomienda no hacer grandes comidas, sino comer menos, pero de cuatro a seis veces al día. Esto regula la producción de insulina y el nivel de azúcar en la sangre.
Además, debes encontrar el tiempo y el lugar para comer con calma y para masticar adecuadamente los alimentos.
Es útil consumir:
Fibra soluble: ayuda además a reducir el colesterol en la sangre. Está especialmente en la avena, las legumbres, la linaza, la cebada, las coles de Bruselas y frutas como las manzanas y las naranjas.
Vegetales de diferentes colores: proporcionan nutrientes y antioxidantes que impiden la acción de los radicales libres (sustancias que inflaman y dañan los órganos).
Carbohidratos (harinas y azúcares) que produzcan baja liberación de azúcar a la sangre y le dejen tiempo a la insulina para actuar. Se llaman carbohidratos de bajo índice glicémico y algunos de ellos son: las batatas, el arroz integral, la quinua, la avena.
Otras sustancias que disminuyen la resistencia a la insulina: el fenogreco, la cúrcuma, el jengibre, el ajo, la canela, el té verde, el vinagre de sidra de manzana.
Consejo No. 2: No comas cosas perjudiciales
Aunque es difícil, porque casi todos los productos comerciales actuales (bebidas azucaradas, productos de galletería y pastelería, helados, etc.) los contienen en alguna medida, deberíamos evitar:
Los azúcares añadidos como la sacarosa o azúcar de mesa y el jarabe de maíz. Son altamente procesados y contienen gran cantidad de fructosa. Elevan mucho y rápidamente el azúcar en la sangre con las complicaciones que ya hemos comentado.
Las grasas artificiales, conocidas como grasas trans aumentan el peso corporal, lo cual empeora la resistencia a la insulina y, además, aumentan el colesterol.
El alcohol: aumenta el peso por el exceso de calorías que tiene, empeora la resistencia a la insulina y puede producir cambios muy bruscos de azúcar, sobre todo en diabéticos que toman medicamentos.
Consejo No. 3: No fumes
El cigarrillo produce sustancias tóxicas para todos los órganos, incluyendo el páncreas.
Aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y cáncer, y empeora el estrés general del cuerpo y su capacidad de curarse a sí mismo.
Consejo No. 4: Descansa
Es necesario dormir por lo menos siete horas al día y que eso se manifieste en una sensación real de descanso.
Se debe detectar el estrés crónico y actuar contra él. Las hormonas del estrés empeoran la resistencia a la insulina.
Consejo No. 5: Haz ejercicio
Se recomienda realizar por lo menos 150 minutos de ejercicio aeróbico a la semana: caminar, nadar, practicar un deporte.
Sería ideal tener un programa de ejercicios aeróbicos y de resistencia combinados pautados con un médico y un entrenador.
El ejercicio ayuda a bajar de peso, disminuye el estrés y ayuda a que el azúcar sea utilizado en los músculos, lo cual mejora los niveles de glucosa y disminuye la resistencia a la insulina.
Consejo No. 6: Pon atención a los cambios de tu cuerpo
Si hay sobrepeso u obesidad, en especial si la grasa se acumula en la región del abdomen, habrá mayor resistencia a la insulina, además del riesgo agregado para el corazón y otros órganos.
El aumento de la presión arterial debe alertarnos al riesgo de sufrir de otras enfermedades.
Si los niveles de glucosa ya son muy altos, el cuerpo lo manifestará: tendrás mucha sed, muchas ganas de orinar, en especial en las noches, mucha hambre y más agotamiento físico y mental.
Consejo No. 7: Pon atención a tus exámenes de laboratorio
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Si hay sobrepeso y obesidad o tienes antecedentes familiares de diabetes, independientemente de la edad, deberías tomar cada año por lo menos:
Examen de azúcar en la sangre (glucosa en ayunas)
Perfil lipídico: colesterol total, HDL y LDL y triglicéridos
Si la glicemia en ayunas está aumentada se hacen otros laboratorios para verificar si hay diabetes:
Prueba de tolerancia oral a la glucosa: dos exámenes de sangre con dos horas de diferencia para determinar de nuevo la glucosa, primero en ayunas y luego de consumir una cantidad de azúcar determinada.
Hemoglobina glicosilada o Hemoglobina glicada o HbA1c: Da el promedio de la cantidad de azúcar en la sangre en los últimos tres meses.
Si se diagnostica prediabetes o diabetes, te solicitarán otros exámenes para determinar la función del riñón y la presencia de azúcar en la orina como la creatinina y el uroanálisis o parcial de orina.
En ocasiones, se necesitarán exámenes algo menos comunes como la curva de insulina en tres horas que se compara con los exámenes de glucosa para decidir el tratamiento en ciertos pacientes con hipoglicemia (bajo azúcar) o diabetes de difícil manejo.
La importancia de todos estos exámenes radica en las acciones que se tomen para mejorar; no son solo un número.
Una vez que se tomen acciones prácticas, sea en cambios del estilo de vida como los mencionados o con la toma de medicamentos cuando sea necesario, se debe hacer seguimiento con más exámenes para verificar que el cuerpo está respondiendo y tu insulina natural está trabajando.
Síndrome de Fatiga Crónica: ¿Cuando es necesario consultar al endocrinólogo?
El síndrome de fatiga crónica es una afección muy desafiante y una fuente de angustia considerable tanto para los pacientes como para los médicos. Los pacientes se presentan con una variedad de síntomas, pero no se puede encontrar nada anormal en el examen físico o la investigación.
La fatiga es un síntoma común de muchos trastornos endócrinos, por ejemplo, anomalías de la tiroides, cortisol o metabolismo del calcio. Sin embargo, el patrón con síndrome de fatiga crónica suele ser diferente y, con investigaciones relativamente simples, generalmente es bastante fácil excluir cualquier anormalidad hormonal subyacente.
¿Qué causa el síndrome de fatiga crónica?
Los médicos simplemente no saben qué causa el síndrome de fatiga crónica. Ellos saben que hay vínculos, con muchos pacientes que han tenido fiebre glandular severa (virus de Epstein Barr), y hay algunos estudios que muestran que la respuesta inmune del cuerpo a la fiebre glandular es mayor en pacientes con síndrome de fatiga crónica. A veces, una infección viral puede mostrarse como el desencadenante del síndrome de fatiga crónica, pero no siempre. Los análisis de sangre no muestran ninguna evidencia de infección viral activa en curso y el tratamiento con medicamentos antivirales no ha demostrado ser eficaz. Entonces, la causa más probable del síndrome de fatiga crónica es la forma en que una persona responde y se recupera de un virus que ha tenido.
¿Cuáles son los signos y síntomas del síndrome de fatiga crónica?
Los signos y síntomas han sido claramente documentados en base a una serie de síntomas. Estos síntomas varían según la gravedad de la afección. El síntoma principal es la fatiga incapacitante, ya sea leve, moderada o grave, que ha estado presente durante al menos cuatro meses en adultos. Los pacientes generalmente pueden distinguir este tipo de fatiga de las de otro tipo, como la causada por actividad física excesiva. Esta fatiga a menudo puede variar con el tiempo, con días buenos y malos. El esfuerzo excesivo, ya sea físico o mental, a menudo puede empeorarla. Además de la fatiga, a menudo hay un patrón de alteración del sueño, como dificultad para conciliar el sueño, despertarse frecuentemente y despertarse sin recuperación, incluso después de un largo sueño.
Otros síntomas comunes incluyen:
Falta de memoria y concentración (“niebla mental”)
Dolor muscular (mialgia)
Dolores en partes clave del cuerpo y la cabeza
Dolor de garganta y una sensación de glándulas hinchadas en el cuello
Palpitaciones, disminución de la presión arterial y desmayos
Intestino irritable con diarrea y estreñimiento
Vértigo laberíntico con mareos
Sensibilidad al ruido y la luz.
El dolor muscular y articular puede ser muy grave y diagnosticarse como fibromialgia. La diferencia entre esto y el síndrome de fatiga crónica generalmente depende del síntoma principal: dolor o fatiga, respectivamente.
¿Cómo se diagnostica el síndrome de fatiga crónica?
No existe una prueba específica para diagnosticar el síndrome de fatiga crónica. Los pacientes que han tenido síntomas durante alrededor de tres a cuatro meses deben ser atendidos por un médico y deben tener un historial completo y un examen. Es importante realizar un examen clínico completo, que debería ser normal. La presión arterial a menudo es baja, pero no debe haber una caída significativa al pasar de estar sentado a estar de pie (hipotensión postural). La frecuencia del pulso puede ser más rápida de lo normal (taquicardia sinusal) pero no debe haber un ritmo cardíaco anormal y el médico puede necesitar realizar un ecocardiograma (ECG ). No debe haber anormalidades en el examen neurológico, aunque los reflejos suelen ser bastante rápidos.
Se recomiendan varios análisis de sangre en todos los pacientes y, según los síntomas particulares, es posible que se necesiten exámenes adicionales. Para excluir problemas hormonales, la función tiroidea y los niveles de calcio deben incluirse en todos los análisis de sangre. En los hombres, es aconsejable controlar los niveles de testosterona. La deficiencia de cortisol es rara, pero debe analizarse. Una prueba de nivel de cortisol a las 9 a.m. puede ser suficiente, pero también podría ser necesario realizar una prueba de sinactina corta más compleja, donde se inyecta una hormona similar a la hormona adrenocorticotrópica pituitaria en el torrente sanguíneo para estimular las glándulas suprarrenales. El nivel de cortisol en la sangre se mide inmediatamente antes de administrar la inyección y nuevamente después de 30-60 minutos. Esto aún puede realizarse como paciente ambulatorio.
La derivación con el endocrinólogo es necesaria con el fin de analizar las concentraciones hormonales y realizar un diagnóstico diferencial.
Si experimenta cansancio crónico y no se recupera con el sueño habitual o padece de los síntomas mencionados anteriormente por más de 3 o 4 meses, entonces no dude en realizar una consulta con el especialista en trastornos hormonales para descartar esta condición.
En C-Mater Dei contamos con la más alta tecnología de última generación y un reconocido equipo de médicos especialistas y sub-especialistas en Cirugía General, Mastología, Oncología, Medicina Interna, Ginecología, Cardiología, Endocrinología, Nefrología, Patología y Radiología.
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