La vitamina D puede ayudar a prevenir enfermedades como la osteoporosis y debilidad en los huesos.
Para el correcto funcionamiento de la complejidad de sistemas dentro de nuestro cuerpo es necesario comprender que existe una gran variedad de vitaminas y minerales que realizan interacciones complejas todos los días. La vitamina D es una hormona compleja que interviene en la homeostasis del calcio y en otras múltiples funciones en diversos órganos. La presencia de esta hormona dentro del cuerpo humano es de suma importancia, ya que junto con el calcio ayuda a prevenir enfermedades como la osteoporosis, y ayuda a que los músculos funcionen correctamente.
Esta puede ser obtenida a través de tres formas: Absorción de la piel, dieta o suplementos. Absorción de la piel: Se estima que entre el 10% y el 20% de la vitamina D adquirida por el cuerpo es obtenida de los rayos del sol. Esto representa un porcentaje significativo, ya que permite que personas que no la hayan adquirido a través de una dieta puedan beneficiarse ligeramente de esta hormona.
Se recomienda tomar entre 5 a 30 minutos de sol por cada 10 – 12 horas que se permanezca sin él, ya que una alta exposición a este podría generar problemas como insolación o cáncer de piel.
Dieta
Es altamente recomendable que la mayoría de la vitamina D adquirida sea a base de una dieta saludable y balanceada. Pese a que naturalmente esta no se encuentra en muchos alimentos, puede adquirirse de lácteos, cereales y mariscos. Estos son algunos alimentos de los que se recomienda adquirir la vitamina D: ● Aceite de hígado de bacalao ● Salmón ● Caballa ● Champiñones secos al sol ● Champiñones frescos ● Sardinas en aceite ● Atún en aceite ● Leche ● Zumo de naranja ● Yogur ● Margarina ● Cereales ● Huevos ● Queso
Suplementos En muchas ocasiones es posible que no se llegue a cumplir con el mínimo de vitamina D requerido, es por ello que se recomienda el uso de suplementos para compensar alguna deficiencia. Sin embargo, es importante entender que estos no sustituyen la adquisición a través de la dieta ni la exposición a la luz del sol. Pese a todos los beneficios que representa un consumo con regularidad de vitamina D, en exceso esta puede causar náuseas, vómitos, debilidad muscular, confusión, dolor, pérdida del apetito, deshidratación, micción y sed excesivas y cálculos renales. Además, una alta concentración puede derivar en problemas renales que lleven a la muerte. Estas son las cantidades recomendadas de vitamina D por edad son:
Bebés hasta los 6 meses 25 mcg (1.000 UI) Bebés de 7 a 12 meses 38 mcg (1.500 UI) Niños de 1 a 3 años 63 mcg (2.500 UI) Niños de 4 a 8 años 75 mcg (3.000 UI) Niños de 9 a 18 años
100 mcg (4.000 UI)
Adultos mayores de 19 años
100 mcg (4.000 UI)
Mujeres y adolescentes embarazadas y en período de lactancia
100 mcg (4.000 UI)
Por otro lado, un déficit en el consumo de vitamina D trae consigo efectos como el raquitismo, ablandamiento de los huesos ( así como deformación de los mismos) y debilidad en músculos cuando se trata de niños; y en adolescentes osteomalacia y debilidad en general. En caso de tener un bajo consumo de vitamina D se recomienda tomar el sol con frecuencia y utilizar suplementación cuando sea necesario. Recuerda consultar con tu nutricionista antes de realizar cualquier cambio brusco en tu dieta o hábitos alimenticios.
El cuerpo humano no produce calcio. Es necesario consumirlo en los alimentos.
Desde que nacemos, empezamos a acumular calcio, principalmente en los huesos y los dientes. Es nuestra reserva para la vejez.
Si esta reserva no es fuerte, la probabilidad de sufrir de bajo calcio en los huesos en algún momento, es alta. Es una enfermedad llamada osteoporosis en la cual es muy fácil sufrir fracturas.
La osteoporosis es más frecuente en las mujeres después de la menopausia y en personas que toman medicamentos llamados corticoides por largos periodos.
La osteoporosis se detecta con un examen llamado densitometría ósea o DEXA, una radiografía que mide el calcio en los huesos.
Muchas personas piensan que si toman suplementos de calcio lograrán evitar la osteoporosis antes de que aparezca, pero no se ha demostrado que esto sea algo realmente útil. En cambio, el exceso de calcio puede tener efectos peligrosos para la salud
Función del calcio
El calcio es vital para muchas funciones del cuerpo incluyendo la regulación del ritmo del corazón y tiene muchas otras acciones de los músculos, los nervios y otros órganos.
El calcio, además, necesita de la vitamina D para ser absorbido en el hueso.
El ejercicio regular, sea aeróbico o de fuerza, también ayuda a fijar el calcio en los huesos.
La mejor manera de consumir el calcio es la natural, es decir, los alimentos.
Fuentes de calcio y vitamina D en la dieta
En general, se recomienda un consumo diario de calcio entre 1000 y 1500 mg para los adultos. Estas cifras cambian para los niños y para las mujeres embarazadas.
Es importante nunca exceder los 2500 mg de calcio al día, pues es una dosis tóxica. Es una de las razones para no tomar suplementos de calcio si no es necesario.
En esa misma página hay un listado con la cantidad de calcio en los alimentos más recomendados que básicamente son los lácteos, las verduras de hoja verde oscura y los pescados enlatados.
Una taza de leche descremada y una taza de yogur natural descremado, por ejemplo, tienen 300 mg de calcio cada una. Una lata de sardinas tiene alrededor de 324 mg.
Ejemplos de alimentos con vitamina D son los pescados como el salmón y la trucha y los aceites de hígado de pescado. El hígado de vaca, la yema de huevo y el queso tienen un poco de esta vitamina.
La luz del sol directamente en la piel también produce vitamina D, pero esta manera de adquirirla se ha reducido mucho por la contaminación ambiental y por el mayor riesgo de cáncer de piel al exponerse a la radiación del sol.
Por todo esto, en algunos países venden alimentos fortificados con vitamina D.
Suplementos de calcio
Los suplementos alimentarios que contienen calcio se desarrollaron para realizar tratamientos nutricionales y para corregir la osteoporosis, siempre en conjunto con vitamina D y otros medicamentos.
Estos suplementos pueden venir en diferentes presentaciones como tabletas, polvo para disolver e incluso como polvo efervescente.
Algunas tabletas pueden producir problemas digestivos como hinchazón del estómago y gases intestinales.
Están indicados en situaciones específicas. Se recomienda tomar poca cantidad en cada dosis, no más de 500 mg.
Hay diferentes tipos de calcio suplementario: carbonato y citrato son las más comunes. Cada una tiene una indicación especial que es importante revisar con el médico.
Situaciones en las que NO debes tomar suplementos de calcio:
Si estás saludable y puedes comer bien
En general, el cuerpo absorbe muy bien el calcio de la dieta y no es difícil conseguir la dosis diaria mínima por este medio.
Tomar suplementos de calcio sería excesivo.
Si no tienes una enfermedad grave por falta de calcio y mejora con la alimentación
Por ejemplo, la osteopenia, es el hallazgo en una densitometría ósea de una disminución de la densidad del hueso, pero sin llegar al diagnóstico de osteoporosis.
En estos casos, se puede aumentar la ingesta de calcio y vitamina D en la dieta y hacer seguimiento con la densitometría ósea.
Si tienes exceso de calcio en la sangre o la orina
Si por alguna alteración de los riñones u otra causa tienes altos los niveles de calcio en sangre (hipercalcemia) es riesgoso aumentarlos más con el consumo excesivo de calcio y producir problemas en el funcionamiento del riñón, el cerebro y otros órganos y, en ocasiones, generar una arritmia cardiaca.
Si hay exceso de salida de calcio en la orina (hipercalciuria), en algunas personas existe el riesgo de formar piedras en los riñones (cálculos) y a veces problemas de fallo renal.
En estos casos, se debe tener un control con un especialista en Medicina Interna o Endocrinología.
Situaciones en las que PODRÍAS necesitar un suplemento de calcio
Siempre bajo prescripción médica, tanto del tipo de suplemento como de la dosis, podrías necesitar un suplemento de calcio.
Para determinar la dosis del suplemento se tiene en cuenta también el calcio y la vitamina D que estés consumiendo en la dieta para no caer en excesos.
Principalmente se usan suplementos de calcio o vitamina D en las siguientes condiciones:
Raquitismo: es la deficiencia de calcio en los huesos en los niños por falta de Vitamina D. Puede ocurrir en algunas enfermedades digestivas. Debe haber control nutricional y pediátrico.
Osteoporosis: siempre se asocian tratamientos con medicamentos que ayuden a fijar el calcio en los huesos y que deben ser prescritos por un especialista.
Imposibilidad de consumir calcio en la dieta: pacientes que no se puedan alimentar de manera normal o enfermedades como la intolerancia a la lactosa deben tener un seguimiento estrecho para compensar la dosis diaria de calcio y evitar la descalcificación de los huesos.
Mujeres embarazadas con una dieta baja en calcio: El calcio en el embarazo puede evitar los graves aumentos de presión arterial denominados preeclampsia.
Los diagnósticos de osteopenia y osteoporosis deben tener seguimiento con exámenes de densitometría ósea y con el especialista.
No olvides evitar la automedicación y primero ir al médico antes de comenzar cualquier tratamiento por tu cuenta.
En el marco del tercer aniversario desde el descubrimiento del COVID-19, y su rápida expansión por todo el mundo, es necesario recordar a grandes rasgos qué es lo que sabemos, qué precauciones aún debemos tomar y qué exámenes deberíamos realizar.
Muchos recuerdan todo alrededor del 2020 como una odisea, el simple hecho de rememorar la cuarentena obligatoria pone a muchos los nervios de punta y mucho de esto fue causado por la pandemia del Coronavirus. Este fue reportado por primera vez el 31 de diciembre por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y tuvo su origen en China.
Rápidamente esta comenzó a expandirse por lo largo del mundo, a lo cual los gobiernos decretaron una cuarentena obligatoria mientras los casos disminuían y se encontraba una vacuna. A día de hoy contamos con diversas vacunas que previenen el contagio y reducen los síntomas.
La principal forma de contagio de esta enfermedad es a través de la vía respiratoria, por lo que se encontraba muy presente en el aire y en superficies donde se pudiera alojar. Es por ello que se promovió dentro de campañas el lavado de manos constante, el evitar tocarse la cara y uso de mascarilla en todo momento.
Los principales síntomas del COVID-19 son:
● Fiebre o escalofríos
● Tos
● Dificultad para respirar (sentir que le falta el aire)
● Fatiga
● Dolores musculares y corporales
● Dolor de cabeza
● Pérdida reciente del olfato o el gusto
● Dolor de garganta
● Congestión o moqueo
● Náuseas o vómitos
● Diarrea
(Fuente: CDC, 2022)
A medida que fue pasando el tiempo, los síntomas fueron evolucionando y cambiando. En algunas ocasiones esta no incluía la pérdida del gusto o el olfato, o simplemente era más fácil su contagio.
Esto dio pie a una serie de variantes, entre las que se podían encontrar:
● Alpha
● Beta (linajes B.1.35 y descendientes)
● Gamma (linajes P.1 y descendientes)
● Delta (linajes B.1.617.2 y AY)
● Epsilon (B.1.43 y B.1.43)
● Eta (B.1.52)
● Iota (B.1.53)
● Kappa (B.1.617.1)
● Mu (B.1.621, B.1.621.1)
● Zeta (P.2)
● Omicron
(Fuente: CDC, 2022)
Ante la fuerte presencia de tantas variantes se comenzó a tomar una mayor acción ante la creación de una vacuna que fuera efectiva. Así mismo, la detección de esta enfermedad resultó en un factor decisivo para su control.
Actualmente los precios de las pruebas de antígenos para detectar COVID-19 resulta bastante accesible, ya que en un principio se manejaban precios desde los 200$ USD.
Los principales tipos de pruebas (Según CDC) existentes para detectar el COVID-19 son:
Pruebas NAAT: También conocidas como pruebas de antígenos, estas son realizadas principalmente en laboratorios. Esta se usa para determinar anticuerpos extraños en el organismo, y por lo general, determina si el virus estuvo dentro del cuerpo en un periodo de 90 días.
Prueba de antígenos: Esta es una prueba mucho menos confiable, que dan resultados entre 15 a 30 minutos, y pueden ser realizadas en laboratorio o en casa.
Pese a que nos encontramos a tres años de distancia de todos los problemas que el COVID-19 causó y que actualmente ya se cuentan con vacunas al respecto, es importante aún estar prevenidos.
Te recomendamos que en caso de presentar alguno de los síntomas mencionados anteriormente, te realices una prueba de tu laboratorio de confianza. Asimismo, utiliza mascarilla en lugares con una gran concentración de personas, y no olvides tener tus manos limpias.
Un diagnóstico a tiempo puede salvar tu vida y la de tus seres queridos.
A veces es difícil determinar, especialmente en una persona sana, sin ninguna alteración evidente en su salud, la necesidad de practicar exámenes de prevención, los llamados ‘exámenes de rutina’.
Es fácil llegar a extremos: o no tomar ninguno y esperar que vengan los síntomas, o exagerar y tomar exámenes innecesarios que solo van a generar preocupación y confusión cuando hay un hallazgo anormal.
A través de los años, las asociaciones médicas y las autoridades sanitarias han tratado de llegar a consensos para determinar cómo promover la salud y prevenir la enfermedad en todas las personas.
Así, se han creado protocolos en los que se recomienda a los médicos la realización de determinados procedimientos diagnósticos dependiendo de cada paciente y su riesgo.
Diferentes necesidades de cuidados de la salud
No es lo mismo hacer exámenes de rutina o procedimientos de prevención de la enfermedad en un recién nacido, en un niño más grande, en una mujer embarazada o en un anciano.
La cosa se complica más en hombres y mujeres jóvenes que es un grupo de seres humanos mucho más variado y con riesgos para la salud muy diversos.
Por supuesto, en cada país puede haber riesgos de enfermedades diferentes y diferente cantidad de recursos económicos para poder acceder a más o menos exámenes de prevención.
Lo importante es hacer una intervención que cambie la vida.
Por ejemplo, una vacuna aplicada a tiempo que nos aleja de una hospitalización o de secuelas de por vida, un examen de azúcar alto para el cual, con dieta y ejercicio, se evita una diabetes o una consejería de salud mental que evita un suicidio, son intervenciones de un valor incalculable.
Perfiles de laboratorio específicos
Existen ciertos grupos de exámenes que se toman para prevenir el riesgo de determinadas enfermedades.
En general, se deberían tomar si en los antecedentes familiares o personales se ve que hay riesgo de presentar enfermedades crónicas en el futuro.
Los principales son:
Perfil lipídico (grasas altas en la sangre): Colesterol total, HDL y LDL) y triglicéridos
Perfil renal (función del riñón): Nitrógeno de urea, Creatinina, Ácido úrico, Proteína total, albúmina/globulina calcio, glucosa
Perfil de tiroides: TSH, T4 libre, T3
Exámenes y recomendaciones por grupos de edad
Exámenes en niños
Los niños desde el nacimiento hasta los 18 años requieren controles médicos periódicos.
Al principio son muy frecuentes, porque el crecimiento y desarrollo son muy rápidos, pero luego se pausan a dos controles al año y, finalmente, uno anual en el adolescente sano.
Se deben valorar la talla para la edad y el peso adecuado para la talla comparándolo con los estándares de cada país. Es un dato valioso para decidir si es necesario hacer más exámenes.
Las evaluaciones de la visión, la audición y los controles de odontología pueden evitar complicaciones cuando sean adultos.
También la vigilancia del desempeño en la escuela y el estado de ánimo son vitales, más en los tiempos que vivimos donde la ansiedad y la depresión en niños y adolescentes están haciendo estragos.
En cada edad las intervenciones pueden variar:
Los neonatos o recién nacidos:
Usualmente se realiza un perfil de laboratorios al nacer para descartar enfermedades metabólicas graves que se pueden tratar muchas veces y evitar secuelas de por vida como el hipotiroidismo congénito y la fenilcetonuria, entre otros.
En caso de que el niño tenga una ictericia (color amarillo de la piel y los ojos) anormal, puede ser necesario hacer más exámenes como bilirrubinas, hemograma y pruebas de Hepatitis.
Los lactantes o menores de dos años:
Si la estatura para la edad o el peso para la estatura se alejan mucho del rango normal, el pediatra podría solicitar exámenes.
Si los parámetros están muy bajos y se sospecha desnutrición, se buscará anemia en un hemograma o disminución de la albúmina y las proteínas totales, por ejemplo.
Los niños hasta los 10 años:
En especial las niñas pueden necesitar un examen de hemoglobina por lo menos una vez para descartar anemia.
El sobrepeso y la obesidad, asociados a los malos hábitos alimentarios y la falta de ejercicio, están haciendo que cada vez más niños presenten alteraciones de las grasas en la sangre, principalmente de los triglicéridos.
El azúcar alto: prediabetes o incluso diabetes, también se está convirtiendo en una enfermedad de personas cada vez más jóvenes
Los adolescentes:
Además de las mismas consideraciones con la estatura y el peso, en especial en cuanto al sobrepeso y la obesidad, hay otros factores de riesgo en esta edad.
El inicio de relaciones sexuales tempranas requiere que la comunicación con los padres y el personal de salud, enfermeros y médicos se fortalezca.
Los embarazos en adolescentes y las enfermedades de transmisión sexual son el pan de cada día.
El perfil de ETS incluye pruebas de VIH, sífilis y hepatitis B.
La vacunación contra el virus del papiloma humano y los controles con Papanicolaou (citología cervicovaginal) están incluidos en esta prevención.
Exámenes en mujeres embarazadas (y antes de embarazarse)
La consulta preconcepcional (antes de quedar embarazada) se recomienda para evitar complicaciones durante el embarazo.
Además de la historia clínica y el examen físico, revisión de antecedentes y recomendación de toma de ácido fólico por lo menos tres meses antes de intentar la concepción (evita malformaciones del sistema nervioso del bebé), se solicitan los mismos exámenes que se solicitarían en una mujer embarazada:
Hemograma
Grupo sanguíneo
Glucosa en ayunas
Serología
VIH
Antígeno de superficie para Hepatitis B
Examen general de orina o uroanálisis
Serología para sífilis (RPR/VDRL)
Examen de toxoplasma (Anticuerpos IgG anti Toxoplasma gondii)
Papanicolau (citología cervicovaginal)
Examen de flujo vaginal
Además, en mujeres obesas o con sobrepeso:
Perfil lipídico
Perfil de tiroides
Pueden ser necesarias otras pruebas, dependiendo del riesgo de la paciente, que se pueden concertar con el ginecoobstetra.
Exámenes tanto en hombres como en mujeres
Plasmolifting process. Preparation of blood for injections. Cosmetologist in black rubber glove puts tube of blood in centrifuge. Concept of beauty and health
El examen médico anual en personas sanas sirve para verificar el estado de salud.
Habrá algunos exámenes que se solicitan en general como las valoraciones de visión (optometría y oftalmología) y de odontología, pero otros serán diferentes para cada persona.
Por ejemplo, en fumadores o personas con tos de más de dos semanas puede ser necesario tomar una radiografía de tórax, y en personas con múltiples parejas sexuales o que no utilicen preservativo, las pruebas de detección de ETS (mínimo VIH, sífilis y hepatitis B).
El país donde se viva determinará pruebas para enfermedades recurrentes en esa zona geográfica: Tuberculosis, parásitos intestinales o extraintestinales y otras enfermedades infecciosas específicas.
En general, dependiendo de los hallazgos al interrogatorio y al examen físico podrían ser útiles:
Perfil lipídico
Perfil renal
Perfil tiroideo
Exámenes en hombres
Examen testicular
Antígeno prostático
Tacto rectal
Exámenes en mujeres
Mammogram snapshot of breasts of a female patient on the monitor with undergoing mammography test on the background. Mammography test at the hospital. Medical equipment.
Mamografía
Ecografía mamaria
Papanicolaou y tipificación de virus VPH
Personas con condiciones de salud ya diagnosticadas como diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia (aumento de colesterol y triglicéridos), hipotiroidismo o hipertiroidismo, gota, obesidad, requerirán la toma de exámenes estandarizada diferentes para cada enfermedad.
Nunca sobra decir que la toma de los exámenes o la consulta médica por sí solas no hacen la diferencia.
Lo importante es que, si se detectan alteraciones en cualquier punto del chequeo médico, se actúe en consecuencia.
Los tratamientos a tiempo, así como los cambios en los malos hábitos, pueden hacer la diferencia entre una vida de enfermedad y una vida plena y feliz.
La influenza (gripe) y el COVID-19 son enfermedades virales que se pueden confundir debido a que los signos y síntomas que se presentan en cada persona afectada son muy similares. Pero son virus totalmente diferentes, que pueden causar complicaciones si no se detectan a tiempo para recibir un tratamiento oportuno.
En estaciones del año como invierno y otoño es más frecuente el aumento de casos de contagios por estos virus. Y dado que estamos en invierno es propicio tomar medidas para evitar contagiarse, conocer los síntomas de cada uno de estos virus y saber diferenciarlos.
Por eso, en este artículo te traemos toda la información necesaria para que sepas diferenciar uno del otro. Primero empecemos conociendo que son estos virus y cuáles son sus signos y síntomas.
¿Qué es la influenza?
También conocida como gripe, la influenza es una enfermedad viral que afecta al sistema respiratorio. Las personas que contraen este virus pueden llegar a tener síntomas leves que desaparecen en pocos días, mientras que otras pueden llegar a tener síntomas graves y complicaciones como neumonía que pueden conllevar a la muerte.
Signos y síntomas de la influenza
Fiebre
Escalofríos
Tos
Dolor de cabeza
Dolores musculares
Fatiga o cansancio extremo
Mucosidad nasal o congestión nasal
Dificultad para respirar
Diarrea y vómitos (es más frecuente en niños que en adultos)
Pérdida del sentido del gusto y de olfato (aunque es más frecuente en COVID-19)
¿Qué es el COVID-19?
El COVID-19 es una enfermedad que también afecta al aparato respiratorio y es causada por el virus SARS-CoV-2 perteneciente al grupo de los coronavirus. Este se detectó por primera vez en diciembre de 2019 cuando estalló un brote en Wuhan (China). Antes de esa fecha el COVID-19 era totalmente desconocido. Posteriormente para marzo del año 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de COVID-19 como pandemia.
Las personas que se contagian con este virus pueden presentar síntomas leves, graves o incluso pueden ser asintomáticas, pero de igual modo pueden contagiar a otras personas sin saberlo.
Signos y síntomas del COVID-19
Fiebre o escalofríos
Congestión nasal o goteo nasal
Tos
Dolores musculares
Dolor de cabeza
Dolor de garganta
Fatiga
Dolor de pecho o dificultad para respirar
Pérdida del sentido del gusto y de olfato
Náuseas, vómitos y diarrea.
Conjuntivitis
¿Cuáles son las diferencias entre el virus de la influenza y el COVID-19?
Si bien, como podemos apreciar, ambos virus comparten signos y síntomas muy similares. Es por eso que, no es posible diferenciarlos a través de ellos. Para hacer un diagnóstico certero, su médico debe indicarle pruebas de detección o exámenes de laboratorio tales como un PCR, cultivo de esputo, pruebas de antígenos, entre otros.
Sin embargo, sí se pueden diferenciar ambas enfermedades teniendo en cuenta lo siguiente:
El tiempo en que tarda en aparecer los síntomas después de estar expuesto al virus. Las personas que se contagian con la influenza suelen presentar síntomas a partir del primer día hasta el cuarto día de haber estado expuesto al virus. Sin embargo, en el caso de las personas que se contagian de COVID-19 los síntomas tardan más en aparecer. Es decir que, una persona puede presentar síntomas posterior a la exposición del virus entre 2 días hasta los 14 días después.
El tiempo en el que se puede transmitir el virus a otras personas. Se ha demostrado que una persona contagiada con COVID-19 puede transmitirlo a otras personas por más días que los que se contagian con la influenza. En general, las personas con influenza pueden transmitirlo a otras durante 3 a 4 días después de contraer el virus. Pero las personas con COVID-19 pueden transmitirlo días antes de la aparición de los síntomas y 8 días después de presentar síntomas.
La manera en que se propaga. Ambas se propagan de forma muy similar, al inhalar partículas de los virus cuando una persona contagiada estornuda, tose o habla. Y también al tocar objetos contagiados con los virus y luego llevarse las manos a los ojos, nariz o boca.
Pero, el COVID-19 es mucho más contagioso que la influenza debido a que muchas personas que lo tienen pueden tardar en presentar los síntomas o ser asintomáticas y sin saber lo pueden propagar durante mucho tiempo. Y a medida que el tiempo avanza, muchísimas personas pueden contagiarse rápidamente.
Las personas de alto riesgo. Cualquier persona bien sea aparentemente sana, embarazada, adulto mayor, niños, bebés, personas que padezcan de enfermedades, entre otras que lleguen a contraer el COVID-19 pueden estar en riesgo de desarrollar complicaciones que pueden conllevar a una hospitalización, dejar secuelas o incluso causar la muerte. Es decir que no existe un grupo definido con las personas que tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente.
Sin embargo, para la influenza si existe un grupo de personas de alto riesgo de enfermarse gravemente las cuales son: los niños menores de 5 años, los adultos mayores de 65 años, las personas hospitalizadas, las embarazadas, las personas con el sistema inmune debilitado, con enfermedades crónicas, obesas y los asmáticos.
Las complicaciones. La influenza y el COVID-19 pueden causar complicaciones similares como: neumonía, insuficiencia respiratoria, síndrome de insuficiencia aguda, sepsis, entre otras. Pero, el COVID-19 puede causar otras complicaciones graves como coágulos de sangre en las venas y arterias de los órganos principales como en los pulmones, corazón, piernas o cerebro. Incluso pueden presentarse afecciones posteriores que pueden durar hasta meses en personas que se contagiaron con COVID-19.
Ahora que sabes las diferencias entre la influenza y el COVID-19, te recomendamos tomar medidas de prevención para que te protejas de estos virus en esta temporada de invierno.
Y si has tenido recientemente síntomas de tos, fiebre, secreción nasal y dolor de cabeza lo mejor es que acudas a nuestro centro médico C-Mater Dei para que evalúen tus síntomas y detecten de forma temprana la presencia de cualquiera de estos virus.
Allí le realizamos las pruebas de detección de estos virus con nuestra prueba Dúo a L. 590. Recuerde que acudir al médico al presentar los primeros síntomas es la clave para recibir un tratamiento a tiempo y así evitar complicaciones graves.
Los problemas de tiroides afectan la vida diaria y pueden disminuir la esperanza de vida. Realizarse exámenes con regularidad es importante para evitar cualquier riesgo.
La prueba TSH, así como otras mencionadas dentro de este artículo, sirven para concretar datos sobre la tiroides. Esta última es una glándula situada en la parte inferior del cuello, justo debajo de la manzana de Adán.
La función principal de la tiroides es secretar hormonas que regulan procesos de absorción de nutrientes dentro del cuerpo, por lo que un problema directo en esta glándula repercute en la salud general de todo el sistema.
Puedes conocer más sobre la tiroides y sus principales afecciones dentro de este artículo dedicado a ello.
Sin embargo, determinar el padecimiento concreto es un proceso un poco más complejo, es por ello que se realizan diversas pruebas para ello:
● Prueba de la TSH
● Pruebas de T4
● Prueba de T3
● Pruebas de anticuerpos tiroideos
Prueba TSH: Este es un procedimiento realizado a partir de una prueba de sangre en la que se mide los niveles de la hormona tiroides. En caso de que estos sean muy altos o muy bajos se realiza un diagnóstico del estado de esta glándula.
Este procedimiento es completamente seguro y no posee ningún riesgo a pequeño, mediano o largo plazo. Además, no requiere ningún tipo de preparación (fuera de un pequeño ayuno, si el doctor lo requiere) y puede ser realizado en su laboratorio de confianza.
Pruebas T4: Dentro de esta prueba se busca adentrarse en aspectos específicos de las hormonas de la tiroides. En este caso, la prueba T4 (o prueba de la tiroxina) determina los niveles de la misma dentro del cuerpo. La hormona T4 regula los procesos metabólicos.
El tener un nivel de concentración ligeramente alto de esta hormona no significa necesariamente que exista un problema directamente con la tiroides, ya que también puede aumentar en mujeres embarazadas y mujeres que estén consumiendo anticonceptivos.
Al igual que la prueba anterior, esta es realizada a través de la sangre, por lo que no representa un riesgo para la salud de la persona, y además de un pequeño ayuno, no requiere
de ninguna preparación.
Prueba T3: Esta prueba, por otro lado, busca determinar los niveles de triyodotironina, u hormona T3, dentro de la sangre. Esta es la encargada de regular el peso, temperatura y energía en el cuerpo.
Es importante realizar esta prueba cuando existen síntomas de que puede existir hipertiroidismo, ya que esta hormona está altamente ligada a esta enfermedad.
Esta prueba se realiza a partir de un análisis de sangre, y no requiere preparación previa a no ser que un especialista recomiende algún medicamento antes de la misma.
Prueba de anticuerpos tiroideos: Esta prueba, a diferencia de las anteriores, no busca encontrar un exceso de T4 o T3 dentro de la sangre, sino que trata de identificar anticuerpos que puedan dañar la tiroides y causar un incremento o disminución en la producción de las hormonas mencionadas anteriormente.
Según MedlinePlus (2020), estos son algunos de los anticuerpos utilizados para las pruebas:
● Anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (TPO, por sus siglas en inglés): Estos anticuerpos pueden ser un signo de:
○ Enfermedad de Hashimoto, también conocida como tiroiditis de Hashimoto: Es una enfermedad autoinmunitaria y la causa más común del hipotiroidismo. Hipotiroidismo significa que la tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas.
○ Enfermedad de Graves: También es una enfermedad autoinmunitaria y la causa más común de hipertiroidismo. Hipertiroidismo significa que la tiroides produce demasiada cantidad de ciertas hormonas tiroideas.
● Anticuerpos antitiroglobulina (Tg): Estos anticuerpos también pueden ser un signo de la enfermedad de Hashimoto. La mayoría de las personas con enfermedad de Hashimoto tienen niveles altos de anticuerpos Tg y TPO.
● Anticuerpo antirreceptor de la hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés):Estos anticuerpos pueden ser un signo de la enfermedad de Graves.
Al ser una prueba de sangre, esta tampoco requiere de ninguna preparación previa.
Es importante saber reconocer síntomas de problemas en la tiroides antes de que escalen a algo más grande. Todos los procedimientos a realizarse son completamente seguros, y la preparación depende de qué se quiera hacer y las recomendaciones del doctor.
Recuerda que un diagnóstico a tiempo puede llegar a salvar tu vida.
Muchos problemas dentro de la tiroides pueden derivar en cambios en el peso y ritmo cardíaco, por lo que conocerla puede ayudar a prevenir futuras enfermedades. La tiroides es una glándula con forma de escudo que se ubica debajo de la manzana de Adán en la parte posterior del cuello, etimológicamente esta proviene del griego thyreos y eidos, significa forma de escudo.
Esta es la encargada de regular una gran diversidad de complejos procesos dentro del cuerpo humano, entre ellos la quema de calorías y el ritmo de nuestro corazón. Es por ello que cualquier problema derivado de la tiroides puede derivar en un aumento o disminución de peso, así como problemas cardíacos.
Similar a muchos de los padecimientos existentes dentro del cuerpo humano, es importante reconocer que los problemas dentro de la tiroides están fuertemente ligados a un factor genético, por lo que conocer el historial médico de padres y abuelos puede ayudar a prevenir futuras complicaciones.
Dentro de los principales problemas que podrían presentarse dentro de esta glándula se pueden encontrar:
● Bocio (Agrandamiento de la tiroides) ● Hipertiroidismo ● Hipotiroidismo ● Cáncer de tiroides ● Nódulos ● Tiroiditis
Las complicaciones más comunes de la tiroides son el hipertiroidismo y el hipotiroidismo. El primero es la producción excesiva de hormona tiroidea, lo que deriva en una pérdida de peso nerviosismo excesivo, Insomnio, palpitaciones y cansancio inexplicable; y por otro lado el último genera un efecto contrario, es decir que se produce menor cantidad de hormona de la que el cuerpo necesita, lo que causa fatiga, sensibilidad al frío, aumento de peso e hinchazón en la cara.
En ambos casos es necesario reconocer los síntomas y hablarlo con un especialista para tener una respuesta concreta. Los exámenes a realizarse para detectar anormalidades en la tiroides incluyen: ● Prueba de la TSH ● Pruebas de T4 ● Prueba de T3
● Pruebas de anticuerpos tiroideos ● Ecografía ● Exploración (gammagrafía) de la tiroides ● Prueba de absorción de yodo radiactivo
Puedes revisar nuestro artículo sobre algunas de estas pruebas para saber en qué consisten y saber cuál se acomoda más a tu caso.
¿Existe alguna forma de cuidar la tiroides? Una de las principales formas de cuidar esta glándula sumamente importante es llevar una alimentación adecuada y tener buenos niveles de yodo en el sistema. Así mismo, es importante reconocer síntomas que puedan determinar cualquier problema, sin dejarse llevar por el miedo, y realizar exámenes de rutina con un doctor para verificar el estado de la misma.
Según la Asociación Americana de la Tiroides el Hipotiroidismo significa que la glándula tiroides no puede producir suficiente hormona tiroidea para mantener el cuerpo funcionando normalmente.
La hormona estimulante de la tiroides también llamada TSH, hace que la tiroides produzca y libere tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), esenciales para mantener el metabolismo de su cuerpo, es decir la velocidad a la que su cuerpo transforma los alimentos que ingiere en energía y la utiliza, también mantiene su corazón y funciones digestivas, control muscular, desarrollo cerebral y mantenimiento óseo
Los síntomas de Hipotiroidismo generalmente se desarrollan lentamente y es posible que no se dé cuenta de que tiene un problema médico durante varios años.
¿Quién tiene mayor riesgo de padecer Hipotiroidismo?
Ser mujer
Mayor de 60 años
Historia familiar de enfermedad tiroidea
Enfermedad autoinmune, como Diabetes tipo 1 o enfermedad celíaca o que afecte las articulaciones como artritis reumatoide
Haber sido tratado con yodo radiactivo o medicamento antitiroideos
Haber recibido radiación en cuello o tórax superior
Tener una cirugía de tiroides (tiroidectomía parcial)
Haber tenido un bebe en los últimos 6 meses
Síndrome de Turner
Qué síntomas incluyen:
Cansancio
Fatiga
Cara hinchada
Niveles elevados de colesterol en sangre
Sensibilidad al frío
Aumento de peso
estreñimiento
Depresión
Movimientos lentos y pensamientos
Dolores musculares y debilidad
Calambres musculares
Piel seca y escamosa
Glándula tiroides agrandada (bocio)
Cabello y uñas quebradizas
Pérdida de la libido (deseo sexual)
Dolor, entumecimiento y sensación de hormigueo en la mano y los dedos (síndrome del túnel carpiano)
Periodos menstruales irregulares o periodos abundantes
¿Cómo se diagnostica el hipotiroidismo?
Para el diagnóstico de esta enfermedad el médico realizará un examen físico para buscar cambios que indiquen alteraciones en la glándula tiroides, tales como piel seca, hinchazón, reflejos musculares más lentos y un ritmo cardíaco más lento.
¿Qué examen debo realizarme para saber si tengo hipotiroidismo?
Se realizan exámenes de sangre, en donde encontramos dos tipos de prueba: Prueba de TSH Y prueba de T4. Los cambios en la TSH (Hormona estimulante de la tiroides) pueden servir como un “sistema de alerta temprana”, que a menudo ocurren antes de que el nivel real de hormonas tiroideas en el cuerpo sea demasiado alto o bajo.
¿Qué tipo de hipotiroidismo existe?
Existen dos tipos de hipotiroidismo: hipotiroidismo primario e hipotiroidismo secundario. La prueba de TSH sirve también para poder diferenciar estos dos tipos. Si los niveles de TSH están elevados y los niveles de T4 reducidos indica hipotiroidismo primario y cuando ambos niveles están disminuidos hablamos de hipotiroidismo secundario.
Cada tipo de hipotiroidismo tiene un manejo diferente, por lo cual es de vital importancia diferenciarlos.
Después de la pandemia del coronavirus, entendimos que no todas las personas responden igual a una infección.
Mientras algunos no parecen siquiera enfermos, otros pueden complicarse de manera grave.
Algo similar ocurre con las infecciones urinarias.
A pesar de que, en mujeres en edad fértil, la cistitis es una infección muy común y que rara vez se complica, hay otros grupos de personas en las que una infección urinaria puede tener serias consecuencias.
En estos casos, la consulta temprana es vital y puede evitar hospitalizaciones y muertes.
¿Qué es una infección urinaria?
Es una enfermedad producida cuando las bacterias de la piel, el colon o los alrededores de las vías urinarias entran en la orina y se multiplican.
Es más común en mujeres porque el conducto de salida de la orina desde la vejiga (uretra) es muy corto y se encuentra muy cerca de la vagina y el ano.
Así, fácilmente la orina se expone a las bacterias del flujo vaginal o de la materia fecal.
En épocas de cambios hormonales como la menopausia o el embarazo, la vía urinaria cambia y es más fácil tener infecciones.
Las infecciones urinarias bajas (en vejiga y uretra) son mucho más frecuentes que las altas (afectan los riñones).
¿Cómo se diagnostica una infección urinaria?
Se sospecha una cistitis en cualquier persona con sensación de ardor o quemazón al orinar, dolor abdominal bajo, orina con sangre, ganas de orinar con frecuencia y poca cantidad cada vez.
En personas de bajo riesgo, se puede tratar la infección sin necesidad de tomar exámenes.
Si hay dolor en la parte baja de la espalda, fiebre, vómito o signos de enfermedad grave, se sospecha una infección del riñón y los exámenes y tratamientos se harán de manera prioritaria en un hospital.
El examen más común que se solicita es el de orina simple (parcial de orina o uroanálisis) que puede mostrar signos de la infección y otras alteraciones.
La confirmación de una infección urinaria siempre se hace con un urocultivo, aunque este es un examen que no se hace de rutina, sino por lo general en infecciones urinarias más complicadas o como seguimiento para confirmar que el tratamiento antibiótico tuvo éxito.
En el urocultivo se determina exactamente cuál es la bacteria causante de la infección y cuáles antibióticos sirven para eliminarla.
Para que los exámenes sean confiables es muy importante tomarlos adecuadamente.
Es fundamental el aseo genital con agua, orinar primero en el inodoro un poco y luego sí recoger la muestra en el recipiente estéril destinado para ello sin tocar con los dedos ni el interior ni el borde porque las bacterias de las manos pueden contaminar la muestra de orina.
¿Cuándo preocuparse por una infección urinaria?
Los grupos de especial cuidado al hablar de infecciones de las vías urinarias son:
Niños
Mujeres embarazadas
Hombres
Personas con demencia
Cualquier persona con infecciones urinarias que repiten
Infecciones urinarias en niños
Es muy probable que un bebé de menos de seis meses con infección urinaria tenga que ser tratado en el hospital.
Los menores de dos meses con seguridad lo necesitarán porque presentan un alto riesgo de presentar infecciones del riñón y graves complicaciones.
Es una infección difícil de diagnosticar porque a veces solo es un bebé que llora mucho y tiene fiebre sin problemas muy obvios en la orina.
Por esto, puede ser tratada como otra infección, respiratoria por ejemplo, y no dársele la importancia suficiente.
Siempre se debe hacer diagnóstico y seguimiento con urocultivos en niños pequeños y hacer toma de ecografía de vías urinarias y tal vez otros exámenes para descartar malformaciones del riñón o una enfermedad llamada reflujo vesicoureteral (la orina se devuelve desde la vejiga hacia arriba) que serían la causa de la infección.
Infecciones urinarias en el embarazo
En el embarazo, las infecciones urinarias son peligrosas porque aumentan el riesgo de hospitalizaciones por pielonefritis (infección del riñón), parto prematuro, bajo peso del recién nacido y ruptura prematura de membranas (las membranas que protegen al bebé se rompen antes del parto aumentando el riesgo de infecciones).
Todo esto conlleva el problema adicional de aumentar las hospitalizaciones y el riesgo de muerte tanto de la madre como del bebé.
Por eso, en embarazadas se solicitan los exámenes de orina (uroanálisis y urocultivos) en varias oportunidades, sobre todo en los primeros tres o cuatro meses y cerca del parto.
Un examen de orina con signos de infección, incluso si la mujer no presenta ningún síntoma, se trata como una infección en el embarazo.
Infecciones urinarias en hombres
En los hombres es más difícil que se presente una infección urinaria porque la uretra es más larga y es menos probable que las bacterias lleguen a la orina.
Por eso, además del tratamiento rápido para impedir la progresión de la infección hacia el riñón, es importante averiguar si existe una posible obstrucción del flujo normal de orina en especial si se presenta dolor abdominal bajo.
Las causas más frecuentes de esta obstrucción son el aumento de tamaño de la próstata, la estrechez uretral (por infecciones de transmisión sexual previas o uso de sondas para extraer la orina, por ejemplo), cálculos urinarios.
También se deben descartar enfermedades que disminuyan las defensas naturales del cuerpo como la diabetes, por ejemplo.
Infecciones urinarias y demencia
La demencia más conocida es la de Alzheimer, pero existen muchas otras condiciones similares en las cuales la persona presenta pérdidas importantes de memoria, desorientación y otras formas de deterioro mental.
En estos casos, es difícil el diagnóstico de infección urinaria porque el paciente no está consciente de lo que es normal o no y puede fácilmente pasar por alto los síntomas.
Además, como la mayoría de personas con demencia son ancianos, por lo general las defensas del cuerpo están disminuidas y es raro que se presenten signos claros de infección como la fiebre.
A veces, la única manera de sospechar que una persona con demencia tiene una infección urinaria es porque su estado mental se altera: se agitan más, tienen alucinaciones y, en general, empeoran de repente.
Infecciones urinarias recurrentes
En todos estos grupos suele haber infecciones urinarias a repetición porque hay factores de riesgo asociados.
Es clave hacer seguimiento con uroanálisis y urocultivos constantes para evitar que los riñones sufran proporcionando el tratamiento antibiótico acertado y completo a tiempo, si es necesario por tiempo prolongado.
En mujeres sin estos factores de riesgo, a veces se presentan infecciones urinarias recurrentes que deberían tener seguimiento por un urólogo para descartar complicaciones de salud nuevas.
El objetivo en todos los casos es curar la infección e impedir el daño del riñón.
Muchas veces nos preocupa la grasa en el abdomen por motivos estéticos. Por vergüenza de tener ‘panza’.
Sin embargo, es un asunto mucho más serio de lo que te imaginas.
La grasa que se acumula en el abdomen produce sustancias en el organismo y genera reacciones que nos pueden enfermar.
De hecho, se calcula que una de cada cuatro personas en el mundo tiene problemas de salud relacionados con estas acumulaciones de grasa.
El conjunto de estas alteraciones se llama Síndrome Metabólico y, aunque no es algo fácil de lograr, necesitamos controlarlo lo más que podamos.
¿Por qué la grasa del abdomen se vuelve un problema?
Muchas de las comidas que ingerimos tienen grasas que se absorben a la sangre y se acumulan en el cuerpo de maneras diferentes.
Una manera es la llamada grasa subcutánea, que significa que está debajo de la piel. Esta grasa no tiene mayor problema ni genera enfermedades.
La otra manera en que se acumulan estas grasas es dentro de la llamada grasa visceral. Esa es la problemática porque altera todo el funcionamiento del cuerpo.
La grasa visceral se acumula en varias partes, pero la más evidente es en la zona abdominal.
Produce la llamada obesidad ‘androide’, ‘central’ o ‘en forma de manzana’ para diferenciarla de la grasa subcutánea que, por ir a las caderas principalmente, se ha llamado ‘en forma de pera’.
Por múltiples y complicadas razones, cuando el cuerpo humano acumula grasa visceral en exceso, presenta problemas para que la insulina natural del cuerpo actúe y se produce la llamada resistencia a la insulina y, finalmente, el Síndrome Metabólico.
La resistencia a la insulina aumenta el azúcar en la sangre, hace que los triglicéridos se acumulen y acaben disminuyendo el ‘colesterol bueno’ y aumenta la presión arterial porque altera el riñón, entre otras cosas.
Desde épocas muy antiguas, los libros y tratados de medicina han asociado la obesidad con ciertas enfermedades. La diabetes y los infartos cardiacos son los primeros en esta lista.
También los médicos notaron desde hace mucho que las personas con obesidad, especialmente con aumento de grasa abdominal, presentaban más posibilidad de tener elevaciones de la presión arterial o hipertensión arterial.
En nuestros tiempos modernos, se vio que, además de todas estas alteraciones, también se evidenciaban anormalidades en los análisis de sangre.
Las grasas en la sangre se alteran y lo puedes ver en el perfil lipídico: Colesterol total, colesterol LDL, colesterol HDL y Triglicéridos.
Poco a poco se trató de reunir todas estas anormalidades en un solo grupo para decidir cómo evitar complicaciones (diabetes, infartos cardiacos, trombosis cerebrales) y, por fin, a fines del siglo XX se estableció cómo hacer el diagnóstico del Síndrome Metabólico.
¿Cómo saber si tengo síndrome Metabólico?
El Síndrome Metabólico tiene cinco componentes. Si presentas tres o más al tiempo en cualquier momento de la vida, lo tienes. Estos son:
Aumento del perímetro de la cintura: El médico o la enfermera miden la circunferencia del abdomen y da una cifra. Se ha establecido que es diferente para diferentes zonas geográficas y también cambia en hombres y en mujeres.
La definición de perímetro abdominal aumentado para los adultos nacidos en Centroamérica y Suramérica es máximo de 94 cm para varones y de 80 cm para mujeres.
Aumento de los Triglicéridos en la sangre: más de 150 mg%
Disminución del colesterol HDL en la sangre o “colesterol bueno” porque no se acumula en las arterias: Menos de 40 mg%
Aumento de la presión arterial:
Presión sistólica mayor de 130 mm Hg
Presión diastólica mayor de 85 mm Hg
Aumento de la glucosa en ayunas (azúcar en la sangre): Más de 100 mg%
Si solo aparecen algunos de estos indicadores también debes tener tratamiento porque cada uno representa un riesgo para la salud.
Además, hay condiciones en las que se piensa que es más posible desarrollar Síndrome Metabólico porque se presentan muchas veces juntos. Así que cuídate si tienes:
Hígado graso no alcohólico: aparece en una ecografía o ultrasonido de abdomen.
Elevación del ácido úrico en sangre o gota.
Síndrome de ovario poliquístico: se presenta por lo general con alteraciones en la menstruación y obesidad.
Apnea obstructiva del sueño: Ronquidos nocturnos y periodos de falta de respiración al dormir.
Y entonces, ¿qué puedo hacer ante el Síndrome Metabólico?
Debes implementar cambios en tu manera de pensar, actuar, comer y ver la vida para que tú y tus hijos enfrenten esta epidemia.
Cada vez hay más niños y adolescentes que presentan alteraciones del azúcar y los triglicéridos relacionadas con esta enfermedad que se supone que se debería presentar solo en adultos.
Así que hay que disminuir la grasa visceral con estos cambios:
La dieta es básica, todos lo sabemos.
Se debe hacer una dieta abundante en frutas, verduras, cereales integrales, carnes magras, en especial aves y pescado.
La manera de comer sano debe ser una convicción, no una dieta pasajera o una moda mientras bajamos de peso para las vacaciones.
Esta es la única manera de disminuir la grasa visceral.
El ejercicio, por supuesto es fundamental.
El sedentarismo es un mal mundial. Se ha visto que usar la computadora más de cuatro horas al día aumenta el riesgo de Síndrome Metabólico.
Si hay obesidad o sobrepeso se debería perder por lo menos del 5 a 10% de peso a un ritmo lento de más o menos una libra por semana, pero sosteniéndolo por un largo tiempo.
El ejercicio se debe hacer aumentándolo poco a poco hasta llegar a 60 a 90 minutos diarios para realmente bajar de peso.
Sin embargo, treinta minutos al día de una actividad moderada también sirven: por ejemplo, caminar, hacer las labores de la casa, jugar con los niños o las mascotas, hacer trabajos de jardinería.
No desanimarse
Después de perdido el peso vuelve a recuperarse casi tan rápido como se perdió, así que es necesario no perder el ánimo:
Rodearse de personas que deseen un cambio para mejorar: hacer buen uso de redes sociales para aprender cada vez mejores hábitos de salud.
Adquirir conocimiento en internet como estás haciendo ahora.
Tener controles periódicos con el médico para chequear la presión arterial, el peso y el perímetro abdominal.
Toma de exámenes de laboratorio para verificar la mejoría.
Idealmente, tener controles con un especialista en nutrición.
El Síndrome Metabólico no es una sentencia de muerte si le prestamos atención y, si sigues estas recomendaciones te verás y, sobre todo, te sentirás muy bien.