El hígado es el verdadero órgano vital. Es irremplazable y, cuando falla, la vida se acaba poco a poco.
Afortunadamente, tiene una gran capacidad de curarse a sí mismo.
Los griegos antiguos lo sabían. De ahí el mito de Prometeo, castigado por Zeus a que todos los días un águila le devorara el hígado. La víscera se volvía a regenerar y el castigo seguía eternamente.
Esa capacidad de regeneración hace posible, por ejemplo, los trasplantes con donante vivo, pues el receptor sólo necesita una porción de este órgano, mientras que el donante recupera, en pocos meses, la totalidad del hígado que donó.
¿Para qué sirve el hígado?
Entre las principales funciones del hígado están:
- Limpiar la sangre de medicamentos y toxinas
- Producir defensas y eliminar infecciones
- Producir colesterol y las proteínas que transportan las grasas en la sangre
- Ayudar en la coagulación de la sangre
- Almacenar el azúcar de la sangre
- Procesar la hemoglobina y almacenar hierro
- Producir la bilis para digerir las grasas
- Convertir el amoniaco en urea
¿Cómo se puede dañar el hígado?
El hígado es un órgano que está muy conectado con la circulación de la sangre de todo el cuerpo, por lo que puede sufrir como consecuencia de muchísimas enfermedades y toxinas.
También por eso, es el primer órgano a donde hay invasión (metástasis) de cánceres en otros órganos.
La enfermedad asociada con más frecuencia al hígado es la presencia de cálculos en la vesícula biliar, una pequeña bolsa donde se digieren las grasas de los alimentos gracias a la bilis producida en el hígado.
Esta bilis contiene colesterol que, en forma de cristales, puede acumularse y formar piedras o cálculos que en cualquier momento pueden producir una obstrucción.
Si la obstrucción dura mucho tiempo, el riesgo de daño de las células del hígado es alto y se podría producir una cirrosis.
La cirrosis por alcohol y por cálculos biliares es una de las enfermedades más comunes que existen.
Las hepatitis de diversas clases y las toxinas también producen daños severos en el hígado y son bastante frecuentes.
El hígado graso no alcohólico, una condición cada vez más encontrada en ecografías abdominales en el mundo occidental se está convirtiendo en una causa importante de daño del hígado. Se relaciona con los malos hábitos alimentarios, el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, y con el azúcar y los triglicéridos altos en la sangre.
¿Cómo saber si mi hígado funciona bien?
Existen tres maneras básicas de vigilar la integridad y función del hígado.
- Chequeo médico
Existen muchos exámenes de laboratorio que es necesario verificar cuando se sospecha un daño del hígado.
Sin embargo, toda exploración comienza en el consultorio del médico general y luego con los especialistas.
El médico indaga sobre antecedentes personales como consumo de drogas y alcohol o conductas sexuales de riesgo que puedan producir infecciones de transmisión sexual.
Los antecedentes familiares y personales de enfermedades del hígado, el colesterol y los triglicéridos, diabetes, cáncer, también ayudan a detectar problemas a tiempo.
Tanto el sobrepeso y la obesidad como la pérdida repentina de peso se deben tener en cuenta.
Los síntomas como color amarillo en piel y ojos (ictericia), orina oscura, materia fecal de color blanco, dolor en el lado superior derecho del abdomen, abdomen inflamado, picor en la piel, entre otros, se relacionan con diferentes enfermedades hepáticas.
También el médico, durante la palpación del abdomen, puede notar anomalías. Las principales son dolor, hígado muy aumentado de tamaño (signo de congestión del hígado) o hígado pequeño y duro (signo de cirrosis), líquido en el abdomen (ascitis).
- Ecografía abdominal y de vías biliares
El examen de ultrasonido abdominal permite evidenciar problemas antes de que se presenten síntomas graves.
En una ecografía, se puede detectar la presencia de cálculos y la probabilidad de que estén produciendo una obstrucción dependiendo de dónde estén ubicados.
Se pueden ver cambios estructurales del hígado como aumento de tamaño cuando está congestionado o disminución de tamaño cuando hay una cirrosis.
El ultrasonido también es útil para evidenciar el hígado graso alcohólico y no alcohólico.
También se pueden detectar tumores o masas.
- Exámenes de laboratorio
Hay algunos exámenes de laboratorio que también se pueden alterar en otras enfermedades, pero que pueden dar una señal indirecta de un fallo en el hígado como:
- Prueba de coagulación: Tiempo de protrombina (TP)
- Albúmina y Proteínas totales en la sangre
- Glucosa en sangre
- Hemograma o cuadro hemático
- Pruebas de función del riñón: Creatinina en sangre y examen general de orina (uroanálisis o parcial de orina)
- Calcio en la sangre
- Colesterol y triglicéridos
Por otro lado, hay pruebas más específicas que miden las funciones del hígado y pueden orientar al sitio del daño:
- Bilirrubinas: total, directa e indirecta
- Transaminasas:
Transaminasa Oxalacética (TsGO)/Aspartato aminotransferasa (AST/TGO)
Transaminasa Pirúvica (TsGP)/Alanina aminotransferasa (ALT/TGP)
- Fosfatasa alcalina
- Deshidrogenasa láctica (DHL)
- Gamma Glutamil Transpeptidasa (GGT)
Si además se sospecha una causa muy específica del daño hepático, en especial una hepatitis viral, se solicitarán exámenes que detectan la presencia de estos virus como anticuerpos y antígenos específicos para cada enfermedad.
Después, el especialista decidirá si se necesitan exploraciones más complejas.
Todas estos análisis son el primer paso para detectar enfermedades en el hígado sin el cual, recuérdalo, no puedes vivir.
Referencias
Amhigo.com El hígado de Prometeo y la regeneración hepática
Cancer.org Cáncer de hígado ¿cómo se diagnostica?
Kidshealth Análisis de sangre: función hepática (hígado)
Manual MSD Pruebas hepáticas en sangre
Mayo Clinic Enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico
Mayo Clinic Estudios de la función hepática
Mayo Clinic Trasplante de hígado de donante vivo
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